domingo, 6 de mayo de 2012

El gato que nunca me dijo nada.

Porque no maullaba y te miraba atento y paciente a que colocaras la cena sobre el frío suelo de la calle cada noche. Se sentaba en su esquina esperando a que alguien le dejara comer.
Ahora ya no está.
Esta es mi  manera, algo torpe, de decirle que me acuerdo de él, todos los días, todas las noches...¡¡ va por tí  mi michiño!! te quiero ;o).